- -PRIMER DÍA (13/10/2014):
- - Salida desde el parking junto a la Sarra: 13:05
h.
- -Ibón pequeño de Arriel: 15:00 h.
- -Llegada al campamento base: 17:35 h.
- -SEGUNDO DÍA (14/10/2014):
- -Madrugón: 5:20 h.
- -Semi retirada: 8:30 h a 2860 mts.
- -Cimas: entorno a las 9:45 h.
- -Descenso: 10:50 h.
- -Recoger el apartamento: 13:05 h.
- -Llegada al parking: 15:20 h.
“Bueno, ¿qué monte subimos este fin de semana?”“No sé, pero
podríamos pasar noche y hacer un 3000 como el Balaitus”, “sí estaría bien”.
Algo así fue la conversación que nos llevó hace ya dos meses
a subir los FRONDIELLAS!! El plan inicial era el Balaitus, pero somos almas
libres, sin cadenas que opriman nuestra conducta, guerreros insaciables de la
aventura y unos… caguetas, así que a pie de monte cambiamos el plan de
ascensión y enfocamos nuestras botas hacía el triplete, en lugar de quedarnos
con una sola cima.
Isra, acompañado de Kike, cubiertos por Oscar, y guiados por
Sergio, fueron los protagonistas de esta aventura extrema, que incluía noche
romántica para dos personas distribuidas en dos suits bajo el pico Arriel,
posibilidad de baño en las aguas no termales
de los ibones de Arriel, catering de restaurante 3 estrellas Michellin,
y una serie de placeres visuales difícilmente descriptibles a golpe de teclado.
La aventura comenzó el sábado 13 de septiembre cuando
abandonamos la Kanguneta postrada junto a la Sarra, en Sallent de Gállego, por
un camino claro y evidente que conduce hasta el refugio de Respomuso, pero que
en nuestro caso, abandonamos en un punto muy bien indicado con un cartel casi
luminoso que conduce tras una pendiente muy pendiente hasta el Ibón pequeño de
Arriel.
En este punto geográfico, y antes de llegar a la zona de
acampada, decidimos saciar nuestras ganas de comer con unas tortillas, algo de
chocolate (de comer), ciertos embutidos y bota de vino picado y rancio de Isra,
pero ojo, muy bueno.
Después de la ingesta, y antes de que las nubes descarguen
contra nosotros unas lluvias implacables que asustan hasta a los vascos que nos
cruzamos con un acento más marcado que los pantalones de Oscar, advirtiéndonos de que no será chirimiri lo
que caerá, nos ponemos manos a la obra y empezamos a buscar el mejor sitio para
montar nuestras tiendas. Para ello, subimos un poco más por la senda, y
llegamos hasta el Ibón grande del Arriel. En este punto es cuando empezamos a
dudar sobre que monte subir, Balaitus o Frondiellas, be water my friend, eh ahí
la cuestión. Así pues, mientras miramos en el mapa las respectivas sendas que
debemos tomar mañana a oscuras para subir a ambos, y viendo in situ que la de
los Frondiellas es más clara y evidente, nos decantamos por éstos, dejando la
puerta del Balaitus abierta a otra expedición en futuras fechas. Ya, una vez
decidido que monte subir, ahora sí buscamos el mejor sitio para coger la senda
al día siguiente y empezar a subir lo más pronto posible. Al final, y sin que
aún haya caído pizca de gota, encontramos un pequeño vivac perfecto para montar
las dos casas ambulantes.
Tras haber montado las tiendas, vamos a dar un paseo muy
hippie alrededor del Ibón grande, aprovechando así las últimas horas de luz, y
soñando con las vistas que nos ofrece el Palas, el Balaitus, Frondiellas, Arriel
y compañía.
Se van apagando las luces del día, y entra en escena un
espléndido amanecer lunar, cual sol radiante se tratase, en nuestras retinas se
refleja el aparecer de una luna llena tras los frondiellas, una luna llena de
las más bellas que en mi mente se recuerda, de las más hermosas jamás soñadas, y en una compañía que pone la
guinda a este momento tan dulce, tan inolvidable y tan inmejorable. Va por
vosotros amigos, friends 4 ever, Os QuiErO a Lot (mucho)!!!!
Cenamos al calor de la brasas, es decir, del camping gas, y
pronto a dormir que la mañana será larga, y temprana.
Nos levantamos y salimos de las tiendas, y sí, como bien nos
advertían los vascos y Maldonado, ha llovido, pero como el derecho a errar es
legítimo y fundamental, erraron en cuanto a los litros que iban a caer, ya que
parece más una pixadeta de bebe que una meada de buenos días.
Comemos algo y sin parar empezamos a andar. Desde el
principio cogemos bien la senda, salvo por algún momento dudoso que resolvemos
sin problemas, vamos ascendiendo a buen ritmo, viendo lo que las nubes nos
dejan, porque la mañana menos despejada está de todo tipo. Avanzamos metros y
más metros hasta llegar a un pequeño nevero que bordeamos por la derecha hasta
llegar a su parte más alta, justo coincidiendo con un primer paso de trepada
para superar unos metros de pared. En este momento dejamos los bastones
escondidos para no cargar con ellos y que no entorpezcan la marcha, luego nos
arrepentiremos pues tendremos que ir a buscarlos de bajada. El paso parece más
difícil de lo que finalmente resulta, y así, continuamos hito tras hito hasta
un punto de inflexión. Tenemos muy cerca la primera cima, y vamos subiendo por
una pared que empieza a ser bastante vertical, hasta que llegamos a un paso de
agárrate a una cuerda y trepa porque la caída es entretenida. Dudamos, lo
pensamos, y volvemos a dudar, la cima parece que está justo allí arriba, pero
no lo vemos claro, las nubes lo tapan. Además, el paso no sabemos por dónde es,
lo intuimos porque vemos tras una chimenea un cordino que parece usarse como
punto de rapel. Al final, se impone el sentido común y decidimos darnos por
satisfechos con lo hecho hasta ahora y emprender el camino de bajada.
Bajamos un poco y de repente vemos unos hitos que van
diagonal por una zona bastante clara para andar dirección noreste, es decir,
las cimas de los Frondiellas. Así que decimos seguirlos. Mientras tanto las
nubes se esfuman entre el cielo abierto, y ahora sí, por fin, nos reorientamos
y vemos claramente la jugada. Antes nos equivocamos de camino y estábamos
subiendo a una cima que pensábamos era un primer Frondiellas, pero no, y además
recordamos haber leído que esa cima exigía destreza de escalada… menos mal que
nos dimos la vuelta. Ahora sí vamos en la buena dirección, y piedra tras
piedra, conseguimos ascender hasta arriba del todo, teniendo luego que crestear
un poquito muy poquito para alcanzar la primera cima, la FRONDIELLA CENTRAL
(3055 MTS). Las otras dos están cercanas, así de decidimos ir a hacerlas antes
de pararnos a almorzar. Para ir a éstas, hay que volver a crestear, nada
especialmente delicado, pero mejor andar con cuidado ya que el vuelo es
elegante… Así, en poco más logramos arrastrar nuestros culos primero hasta la
segunda cima, el PICO DE LA FRONDIELLA (3071 MTS), y luego hasta la tercera y
última, el FRONDIELLA NORTE (3062 MTS).
Retrocedemos sobre nuestros pasos para llegar hasta esa
primera cima donde al refugio de un vivac abrimos las mochilas, desnudamos las
navajas, e hincamos el colmillo a las pocas reservas que ya nos quedan. Sin tiempo
que perder pues la bajada es larga y peligrosa, y todavía hay que desmontar las
suits, comenzamos a descender.
En poco más de dos horetas llegamos a las tiendas de
campaña, descansamos un poco, recogemos los macutos, acabamos de vaciar los
tapers y continuamos por la senda que bordea el Ibón pequeño del Arriel, para
dejarnos caer por las sendas de piedra que nos conduce hasta el cartel casi
luminoso junto a la ruta principal que comunica la Sarra con el refugio de
Respomuso.
De aquí al coche, entre alguna lluvia, carrerita y demás
menesteres inherentes a cualquier excursión, llegamos ciertamente rápido y
cansados. Ahora solo toca despojarse de las botas, remangarse los pantalones,
camisetas fuera, y… al agua patos. Y que bien sienta ese líquido parido en las
montañas contra tu piel desnuda, ese golpe frío que apaga el calor generado por
las actividad, esa sensación que te hace sentir vivo y en libertad.
Típica foto de salida desde la Sarra.