Para que quede claro que en Catalunya también existe representación montañera de Artieda, aquí dejamos una pequeña excursión realizada en tierras vecinas.
El día comienza en el centro de la Ciudad Condal, somos bastante perezosos y hoy decidimos no madrugar en exceso. A las 10h, tras haber alquilado el material: arnés, disipador, casco y guantes, nos subimos al coche y arrancamos en dirección a Vic.
En 1h y media aproximada llegamos al pueblo de Centelles. Ahí, tras una pequeña confusión entre varios caminos conseguimos llegar al inicio de la vía ferrata. El día es maravilloso, un poco de frío montañero que nos ayuda a sentirnos vivos y un sol radiante que motiva el comienzo de la escalada. Preparados y con todo el material colocado comenzamos andando unos 10 minutos hasta el comienzo de la vía.
La vía se divide en cuatro tramos, separados por cortas caminatas. El primer tramo empieza fuerte, con tres paredes verticales, que nos suben de golpe más de 60 metros y con un par de grandes cortados. Desde aquí ya contemplamos una magnífica vista del Montseny, de Centelles y de todo el valle del río Congost, que no perderemos en el recorrido. Todavía se nota un poco de torpeza, ya que es la primera vez para muchos de nosotros que hacemos una vía ferrata, pero poco a poco vamos cogiendo el ritmo. El día comienza a calentar, las vistas son muy buenas y la satisfacción de esta nueva experiencia se nota en el buen ambiente. Estamos disfrutando mucho.
Ahora llega el momento más crucial de todo el viaje: un puente Nepalí de 68 metros. Existe una vía alternativa, pero decidimos seguir hacia adelante. La verdad es que da miedo solo de verlo pero no nos echamos atrás. Lo tenemos que pasar de uno en uno y tardamos entre 5 y 10 minutos cada uno en hacerlo. Al comienzo parece fácil pero cuanto más te acercas al centro más se mueve el puente. Sin embargo, todo va bien llegamos sanos y salvos al otro lado. Alivio. En este momento, para calmar la adrenalina despertada en el puente decidimos parar a echar un bocado.
La vía se divide en cuatro tramos, separados por cortas caminatas. El primer tramo empieza fuerte, con tres paredes verticales, que nos suben de golpe más de 60 metros y con un par de grandes cortados. Desde aquí ya contemplamos una magnífica vista del Montseny, de Centelles y de todo el valle del río Congost, que no perderemos en el recorrido. Todavía se nota un poco de torpeza, ya que es la primera vez para muchos de nosotros que hacemos una vía ferrata, pero poco a poco vamos cogiendo el ritmo. El día comienza a calentar, las vistas son muy buenas y la satisfacción de esta nueva experiencia se nota en el buen ambiente. Estamos disfrutando mucho.
Ahora llega el momento más crucial de todo el viaje: un puente Nepalí de 68 metros. Existe una vía alternativa, pero decidimos seguir hacia adelante. La verdad es que da miedo solo de verlo pero no nos echamos atrás. Lo tenemos que pasar de uno en uno y tardamos entre 5 y 10 minutos cada uno en hacerlo. Al comienzo parece fácil pero cuanto más te acercas al centro más se mueve el puente. Sin embargo, todo va bien llegamos sanos y salvos al otro lado. Alivio. En este momento, para calmar la adrenalina despertada en el puente decidimos parar a echar un bocado.
Continuamos la ruta y la cosa se complica poco a poco. Se nos presenta una bifurcación: un tramo de "extrema dificultad" (así lo anuncian los carteles) y otro más sencillo. Probamos con el tramo difícil, conocido como el Tram de l'Esperó, pero nos damos cuenta de que es demasiado complicado y nos volvemos para continuar por el camino más sencillo. Ya habrá tiempo de intentar el tramo difícil más adelante.
En 45 minutos y tras subir un par de bonitas paredes, llegamos a la cima. Hacemos las fotos de rigor y comemos un bocadillo. Dps compañeros catalanes tocan un poco la gralla y hacen un pilar de castell. Después de esto comenzamos a bajar por una senda. Lo que nos había costado subir unas 4h y media, lo bajamos en poco más de media hora. Llegamos al coche ya de noche y después de haber visto el atardecer durante la bajada. Nos cambiamos y ponemos rumbo de nuevo a Barcelona.
Una bonita ruta para iniciarse en el mundo de las vías ferratas.
La naturaleza nos hace libres. YESA NO PAS
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