Con la
llegada del mal tiempo las salidas a los Pirineos se ven más comprometidas, por
lo que hay que buscar alternativas que mezclen la naturaleza con la actividad,
y proporcionen las mismas emociones que ascender un pico, siempre con buena
compañía, y un buen almuerzo que degustar.
Así queremos
dar comienzo a una nueva sección del Blog en la que contemos nuestras aventuras
por la roca, donde iremos colgando estas nuevas actividades en las que nos
estamos iniciando, escalar vías de varios largos en estilo deportivo.
Allá por el
mes de mayo, la cordada Israel-Palacin se iniciaron en este tipo de escalada
haciendo en Peña Rueba “los terceros también existen” (5b, 270 m, 5a obligado). Fue una
gran experiencia que nos gustó mucho, y nos dejó con ganas de más.
Por ello, y
a pesar de todo el tiempo pasado, el
pasado viernes 1 de noviembre volvimos a la carga en el Mallo Colorado
de Riglos, donde la vía elegida fue “Anorexia” (V+, 130 m).
La vía está
dividida en 4 largos: L1 (V+), L2 (IV), L3 (IV) y L4 (V). No es difícil, a
pesar del aleje de las chapas, pero andando con cuidado se hace muy disfrutona
y entretenida.
La escalada
la iniciamos a las 10 de la mañana, tras unos pocos minutos de aproximación que
ya te hacen entrar en calor, y la posterior preparación de todo el material.
A Palacin le
tocó abrir el primer largo, que solo tiene una pequeña complicación, una
“típica tripa” de cualquier mallo de Riglos. Pero está muy bien protegida, y
con un poco de maña se supera. El segundo largo y tercer largo los abrió Isra,
y el último de nuevo fue para Palacin. Al final, tras 1h 40 min conseguimos
llegar hasta la cima, muy contentos, y con ganas de volver a repetir. Este
mallo tiene otras 4 o 5 vías asequibles para nuestro nivel que seguramente vayamos
haciendo con el tiempo.
Para
descender hay un rapel de unos 30 metros, que se hace desde una sirga situada
en una sabina arriba del todo. Y tras el rapel, se coge una senda que discurre
entre arbustos hasta la base del Mallo.
Como aún era
pronto, decidimos ir a probar un poco alguna vía de un solo largo, también en
deportiva, situadas en la base del puro. Durante el camino disfrutamos mucho de
las increíbles vistas de la visera, llena de cordadas que poco a poco, como
hormiguitas, iban subiendo por esta increíble pared, la cual se nos queda
todavía lejos de nuestras posibilidades, pero quién sabe en un futuro sino
seremos nosotros quienes subamos por esas magníficas vías. Ya, en la zona del
puro, probamos una vía emocionante, pero dura, y posteriormente nos retiramos a
comer, para lo cual tuvimos que ir hasta Ayerbe debido a problemas de logística
(falta de pan), en ambos bares de Riglos.
Como
anécdota, y consejo, es muy recomendable llevar casco cuando pasemos por debajo
de los mallos, ya que nunca se sabe si
te pueden caer piedras de arriba, o incluso, algún pie de gato como nos pasó a
nosotros, procedente de una cordada de franceses que estaban por encima
ascendiendo el Puro. No sabemos cómo subiría al que se la cayó el gato, pero
por un metro no nos abrió la cabeza ese maldito zapato.
A
continuación, algunas fotos de la esta increíble aventura. Disfrutarlas!!!
Mallo colorado de Riglos, allá que vamos!!!