Tras proponer en varias ocasiones ir a la Cueva Helada y frustradas todas por las inclemencias del tiempo o el riesgo de avalanchas existente, al fin un día que planteaba buen tiempo, aunque las fechas resultaron un poco tardías.
Tras la anterior experiencia por el valle de Izas en al que nos hundiamos hasta la ingle, amanecimos en Canfranc Pueblo con todo un equipamiento para la guerra: crampones, piolets, raquetas, casco... Al final nos decantamos por cargar solo con los crampones y el piolet y nos pusimos en marcha dirección al refugio de Gabardito (de igual nombre que el que está en el valle de Hecho/Echo). Siguiendo la GR llegamos a una plagada de sarrios, que bien y tranquilos viven aquí. Nosotros les molestamos lo menos posible y continuamos hacia la cueva. Para llegar a ella nos queda de salvar unas palas llenas de nieve, es entonces donde nos ponemos los crampones y tras sudar, echar la gota gorda, parar para coger aire, hacer unas fotos molonas, chorras y románticas, llegamos a la entrada de la cueva.
No se divisa muy bien que hay en el interior por el cambio de luz solas a oscuridad. Una vez dentro aluciflipamos con las estalactitas y estalactitas, y a la vez pensamos que unos meses antes sería aún más impresionante. La "cumbre" de la expedición la completamos introduciéndonos un poco más en la cueva, no llevamos equipo de espeleología, así que en la "segunda" sala nos quedamos observando aún más atónitos la cueva.
Dado el fresco y la nieve, decidimos almorzar sin crampones y en la hierva mullida. Proseguimos el camino de vuelta y en el refugio de Gabardito decidimos tomar otra ruta más directa porque a alguno le esperaban en casa para comer chuletón a la brasa.
Algunas fotos de la excursión:
Últimas palas de acceso a la cueva
